domingo, febrero 19, 2012

Telecupón 2012

Esta semana me he llevado uno de los shocks más importantes de los últimos años. Al acabar el Telediario nocturno de TVE, una cortinilla musical breve, un tío de traje diciendo el número premiado de la Once,  habla no más de 40 segundos sobre un proyecto de la Once para integrar alumnos ciegos a través del teatro, otra vez la misma música y FIN.

Pero ¿ ésto qué es? ¿ ya está ? ¿esto es todo?. Vale que estamos en crisis y época de recortes, pero esto es demasiado. Seguramente el tío del traje es un pionero de los minijobs, ¿ pero qué hace el resto del día?

Se levanta, va al gimnasio, hace la compra, come , duerme la siesta, va al cine , se marcha hacia Prado del Rey, le pasan el número premiado, se pone el traje y corbata, lo suelta en 2 minutos ,  se va a cenar con su señora y luego  ve las series que dejó descargando antes de salir para el curro a las 8 y media de la tarde. Así día tras día.

¿ Qué le pagan a éste por esto? Supongo que le pagarán en especie con los bocadillos de chopped que sobran del público de "La Mañana" y con los platos cocinados en el sucedáneo actual de "España directo". No es mucho, pero para lo que hace. Encima hay días que lo sustituye una muchacha, supongo que para que el tío descanse y no se estrese.

¿ Qué ha pasado para llegar a esto? Recuerdo con añoranza la época del Telecupón en Tele5. Prime time y  Carmen Sevilla en pantuflas rosa  hablando de sus ovejas e interactuando con gente que llamaba por teléfono a la que no entendía;  Agustin Bravo, con esa pinta de capitan de cruceros a punto de encallar el barco en Benidorm, vestido con trajes recuperados de los contenedores de beneficiencia ; 5 jamonas, herederas directas de las Mama Chicho pero con pinta de modositas,  sacando las bolitas de los bombos , desentrañando el misterio de los 6 y los 9 diferenciados sólo por un puntito en la bola y pasando por delante de un jurado que confirmaba la validez del número.

Por cierto, siempre me llamó la atención que entre este jurado notarial que certificaba la validez de lo que había dicho la jamona, había un representante de la Once, básicamente una persona ciega con gafas a lo Ray Charles pero que era capaz de seguir la trayectoria de la jamona a lo largo del estrado. Yo creo que algún jeta con gafas de sol se coló en más de una ocasión o bien los ciegos de la Once no eran tan ciegos.

Pues bien, de este espectáculo de variedades e incluso humorístico hemos ido degenerando hasta llegar a este formato, que dura menos que los publi-reportajes de los 80 de Leche Pascual. Sí, qué poderío en los 80 el de Leche Pascual que te largaba anuncios de 5 minutos en prime time, llamados pomposamente publi reportajes, en los que más que granjas se veían laboratorios, las vacas eran más limpias que los de GH y tenían más tetas que las jamonas del telecupón,  y los camiones que transportaban la leche tenían más cachivaches  tecnológicos que el camión  que transportaba al Coche Fantástico

Por eso, desde aquí pido que se le vuelva a dar el lustre necesario a este programa. Si no puede ser Carmen Sevilla que sea la abuela inmortal de Cuéntame. Si Agustín Bravo tampoco, porque está protagonizando alguna obra de teatro como galan de Lina Morgan, seguro que Ramón García y su capa se ofrecen gustosamente. Y si el presupuesto de TVE no da para jamonas , que pongan a Pilar Rubio que parece que no acaba de encontrar su sitio en la TV y que sea ella la que saque las 5 bolas. Yo me ofrezco para hacer de notario , con gafas de sol, por supuesto.

4 comentarios:

  1. Qué grande eres!! Qué risa.

    Deberías hacer un post sobre los colores de los trajes en los primeros 90

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  2. ¿¿¿Y las dos niñas??? ¿¿¿Qué pintan ellas??? . Jajaja, me ha encantado lo de Agustín Bravo XD.

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  3. Esa capacidad tuya para sacarle punta hasta a las vacas del publireportaje me puede.
    Jamás me fijé en el de las gafas, no he visto al sujeto del "minijob"(total)y me tenía por observadora.

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  4. Secundo la moción.
    Que vuelva el telecupón a nuestras tardes. Surrealismo limpio, alimento del espíritu y buena obra social. No se puede dar más por menos.

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