lunes, abril 02, 2007

Personajes en una boda (I): La tía-abuela coja




Inicio hoy una nueva serie que espero tenga continuidad , en la que repasaré aquellos personajes que no pueden faltar en una boda que se precie. En algunos casos, su presencia es testimonial pero de la suficiente importancia para que se merezcan este tributo.

Empiezo por uno de esos personajes cuya presencia es testimonial pero que nunca debe faltar: la coja.

La coja suele ser una señora hermana de alguno de los abuelos de los contrayentes. Existe una variante en la que es hermana de alguno de los padres, que en los 40 sufrió la polio y como resultado lleva unas plataformas que ni el ganador del concurso de Drag Queen en el carnaval de Las Palmas.

Esta señora pasa inadvertida toda la boda, sentada muy atrás en la iglesia, escondida de fotos y vídeos, vestida discretamente en colores pastel ... hasta que llega su momento: La comunión

En un solo instante pasa a ser la protagonista de la boda.

Pongámonos en situación: los ya esposos han comulgado con pan y vino, lentamente, para que tengan 4 preciosos primeros planos del momento, y se están lanzando miradas cómplices y susurrando. En realidad están soltando nervios, ella echándole la bronca por cómo lleva torcida la corbata, y comentando los errores y aciertos de la ceremonia. Sin embargo, desde que Pipe y Letizia se lanzaron miradas cómplices, pues todo el mundo al asunto de la complicidad.

El coro canta el 'Panis Angelicus' a pleno pulmón y el cura tras dar unas vueltas por el altar se dirige a dar la comunión a los escasos 10 invitados que acuden. A saber: los abuelos si viven; una pareja muy pía del grupo de amigos de la novia , ella embarazada del tercero, y que dan catequesis en su parroquia; algún hijo mayorcito de un primo del novio, que acaba de tomar la comunión, y rentabiliza sus pantalones blancos y chaqueta pseudo-marinera; y alguna vecina de los padres que no está invitada pero que acude a comulgar vestida de calle 'pa que se la vea' y que saluda convenientemente a novia y madre (" mu guapa, mu guapa").

Entonces, cuando ya el cura está a punto de darse la vuelta, aparece ella, la tía-abuela coja; desde muy atrás y con sonoro traqueteo del bastón, andador o muletas, atraviesa la iglesia lentamente, haciendo dudar al cura de si debe esperar o ir hacia ella para darle la comunión; finalmente cuando llega, se acaba la música y en dicho instante ELLA es la protagonista absoluta. Pero esto no acaba aquí, pues cuando el cura ya ha vuelto al altar, ha limpiado el cáliz y se ha sentado a reflexionar, ella sigue su camino inverso hacia el lugar original, con cara de gran misticismo por el instante recién protagonizado y con mayor protagonismo aún del ruido que provoca al caminar. Además, cuando llega al sitio, no le vale con sentarse al borde del banco sino que debe volver al centro del mismo, levantando al resto de personal hasta llegar donde dejó bolso y abanico.

El resto de la boda transcurre de modo anodino para ella, pero podrás reconocerla fácilmente porque siempre abandona la boda, nada más terminar la cena, con el centro floral de su mesa magistralmente soportado entre cadera, muletas y sobaco.

¿Qué sería de una boda sin una tía-abuela coja?

1 comentario:

Hits