Desde hace unos años hay una plaga en las fiestas de los pueblos de Castilla que ríase usted de la de los Topillos.
Efectivamente me estoy refiriendo a la de los Mercados Medievales.
Me imagino que el proceso fue el siguiente: un concejal preparando las fiestas de un pueblo de Castilla quiere ofrecer algo nuevo. Vale ya de majorettes, concurso de recortes, record guiness de chorizo más largo del mundo y cabalgata de peñas. Empieza a preguntar precio de demostraciones de motocross, rallies urbanos y cosas así, y se le va del presupuesto previsto.
En esto, algún listo, le ofrece el plan perfecto: montamos un mercadillo, lo que saque de la venta para mí, yo visto a los vendedores de bufones y decimos que es medieval, dando el toque cultureta a tu fiesta y ya está. Llenazo total.
El invento funcionó y desde entonces no hay fiesta de pueblo de más de 500 habitantes que no tenga su feria medieval. Y oye, que cambiando el disfraz tienes fiesta de romanos, barroca, árabe o lo que tu quieras por el mismo precio.
Esta gente lo primero que hace es llenar todo de paja, que digo yo que en la antigüedad no estarían todas las calles llenas de paja, pero aquí a la menor de ponen un tocho de paja por todas las calles.
Los vendedores son en su mayoría jóvenes fumetas, lo que le da un ambiente reggea-medieval interesante. Para contrarrestar el olor a porro, por los niños y tal que visitan este tipo de ferias, siempre colocan 3 0 4 stands muy pero que muy olorosos: uno de medicina natural, otro de queso de Idiazabal y otro en el que hacen chorizo a la parrilla.
Otros stands que nunca faltan son el del chocolate donde todas las mujeres pican comprando un par de tabletas sabor naranja que nunca comprarían en el Carrefour aunque también lo hay; el susodicho de los quesos en el que cortan constantemente queso, formando grupitos que merodean para tratar de merendar gratis; el de el artesano del cuero que es el mismo que vende cinturones el domingo en el rastro; el del foie que como tiene degustación, también suele tener abueletes alrededor comiendo biscottes con paté; y el que te escribe tu nombre en árabe o chino, que igual que escribe "Tomás" puede estar escribiendo "Gilipollas" para que lo cuelgues en tu salón.
Además, todo ello lo acompañan de actividades paralelas en las que supuestamente puedes ver el modo de vida en al antigüedad. esto se traduce en un par de fulanos haciendo el bufón, otro par haciendo como que pelean con espadas y un artesano haciendo figuras horrorosas que vende increíblemente bien.
Yo trato de huir de este tipo de mercados pues como mínimo me llevo los zapatos lleno de paja y cuando se complica la cosa acabo con un queso de Idiazabal , 3 tabletas de chocolate de menta que no me gusta y un paté de pato que vale el doble que en el Carrefour. Lo dicho, evitadlos.
Pues me parece muy bien que los evites. Tu y los que no sabéis disfrutar de las ferias.
ResponderEliminarYo participo disfrazándome... como tu dices, de bufón con espadita. Y me divierto con ello, que por otro lado, es lo que se pretende y lo curioso, mir por donde, es muy raro que me lleve algo a casa
Un saludo