jueves, abril 24, 2008

Personajes en una boda (VII): El adolescente desubicado


La adolescencia ya es de por sí una etapa difícil. Esos pelillos que empiezan a crecer por todos los sitios, esa pelusilla en el bigote, esos granos blanquitos, esos amigos que crecen y tú no, esos amigos que ligan y tú no, esas amigas con tetas y tú no, esos amigos que pueden salir hasta las 3 y tú no, esos amigos que quedan con tías de otro colegio y tú no. Por eso, las bodas familiares no son sino la gota que colma el vaso de estos muchachos y muchachas que viven una época de "contra todos", y contra todo.

Por eso es común ver en las bodas a esos adolescentes con cara de mala leche , aburridos, sentados con su abuelo durante el baile ( desconozco el motivo, pero suelen refugiarse con los abuelos en el borde de la pista de baile), y yéndose a la cama tan pronto sale el primer autobús o el coche de papá.

La primera ofensa se produce con la invitación a la boda. Un adolescente no existe en la invitación, apareciendo oculto en el terrible "y familia". Al chaval de partida le apetece ir, es una ocasión en la cual quién sabe, a lo mejor aparece un pibón de su edad, y animada por la fiesta se fija en el chaval y adiós al problema de no tener novia. Pero para los padres es un incremento en el multiplicador del respigo , y no mola, por lo que tratan de encontrar una excusa para que el chaval no vaya. Solo la posibilidad de que una vez solo en casa monte una fiesta, o salga y no vuelva a la hora, consigue superar el obstáculo del respigo e incluirlo en ese "y familia"


El segundo problema viene con la ropa. No existe convenio acerca de cómo debe ir un adolescente de 13-14 años a una boda. Estás en esa época que pasas de los pantalones cortos para todo a los vaqueros para todo. Pero esto no suelen tenerlo tan claro las madres que pueden obligar al chaval a ir vestido con americanas que le quedan enormes o directamente con lo último que se ha comprado, como el Harry Potter de la foto adjunta.

La siguiente gran ofensa viene de los novios, cuando se atreven a preguntar si el chaval va a tomar el menú de adultos o el de los niños, o sea el de croquetas y escalope con patatas fritas. ¿ Cómo se atreven?. Aquí de nuevo el escape de pagar menos respigo por él , supone una gran amenaza y sólo algunos consiguen superar la ofensa de ver a un canijo en su mesa comiendo el menú normal mientras él juguetea con las papas fritas del escalope.

Pero su gran problema y decepción llega en el banquete. De pibones, ninguno; si acaso alguna chica gordita pero simpática, que se atreve a sacarle a bailar, para gran vergüenza personal y mofa del resto de primos. En el peor de los casos y haber un pibón, es tan inaccesible y tiene tal cara de mala leche que sería más fácil liarse con la novia que con ella. De todos modos , la existencia del pibón, y si se puede documentar gráficamente mejor, permite fantasear con los amigorros las siguientes semanas y no digamos si en algún momento de la conga le tocó bailar detrás de ella.

Como decía, en el banquete su posición es de desubicación total. Los amigos del novio y novia son demasiado mayores para él o ella y lo sientan con sus padres, sus abuelos y sus tíos del pueblo, aburriéndose miserablemente con conversaciones de cuando sus tíos eran niños y ayudaban en las tareas del campo. En el peor de los casos , se convierte él mismo en motivo de conversación y se habla de sus granos, su bigote, o lo que es peor, de sus hazañas y meteduras de pata cuando era pequeño y que ya ha escuchado 5000 veces.

El baile, deprimente, pues lo único que consigue es bailar con su madre y la chica gordita que lo saca a tirones desde el borde la pista. Sólo la conga le provoca cierto subidón, pero en cuanto se vuelve a pasar al pasodoble, el bajón se convierte en insuperable.

Para terminar hay barra libre. El chaval ya ha probado sus cervecitas, en cachi, y sus copas exóticas ( 43 con chocolate, Vainilla con Vodka... ), pero mamá y papá se aseguran de que las Coca-Colas vayan solas y lo único que le dejan es un sorbo de Cava que detesta.

Por eso, sed piadosos en vuestras bodas de estos chicos completamente desubicados y al igual que a los canijos se le compra una bolsa de golosinas, asegurad que asiste un número mínimo de guapos y guapas que alegren las fantasías de los pobres, poned una zona de videojuegos para después de la cena y por favor NUNCA los sentéis con los padres y abuelos.

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