Antes, para ver las fotos de la gente tenías que ir a su casa. Ibas un día a hacer un trabajo del colegio a casa de tu compañero skater, el de los pelos alborotados, las Vans y los pantalones caídos, y al entrar en su habitación te chocabas con su foto póster de la primera comunión, vestido de marinerito, peinado a raya con el pelo mojado y con un rosario cayéndole entre los dedos. Un shock.
Esto por no hablar de la situación más chusca, ya comentada aquí, en la que una pareja te invitaba a cenar y te daba los postres enseñándote las fotos de la boda y la luna de miel.
Pero hete aquí que llegó Facebook y todo cambió. Sí, ya sé que puedes bloquear que los amigos de los amigos de tus amigos vean tus fotos, pero no quiero hablar de eso sino de la ola de exhibicionismo que ha desatado Facebook.
Para entender mejor el fenómeno hay que distinguir a los diferentes tipos de exhibicionistas, ya que no todos son iguales.
En primer lugar nos encontramos a los “Jódete y mira donde estoy”, entre los que me incluyo, que nos caracterizamos por subir fotos de nuestros viajes, en mi caso sólo paisajes y monumentos, para tocar un poco las pelotas a los que están en ese momento currando. Ya he dicho que en mi caso nunca aparezco en las fotos, pues no me gusta estropear una foto del valle de Ordesa con mi careto, pero hay gente que sí aparece, certificando que efectivamente está allí, un poco el remedo de esos graffitis rayados con las llaves en algunos monumentos como la Torre Eiffel del tipo “Robe y Vane estuvieron aquí 7-08-93. Amunt Valencia”
Luego están los “Ni una noche sin foto” que suben cientos de fotos cada vez que salen, siempre con la misma gente, con copas en la mano y en fotos grupales idénticas las unas a las otras. No entiendo esa gente que sale siempre con su novio y las 2 mismas parejas y aun así siguen haciendo cientos de fotos cada fin de semana.
En estas fotos siempre suele intercalarse alguna foto de una copa preparada en copa de balón, y alguna foto de las tías insinuándose en plan golfo, en las cuales lo más divertido es revisar los comentarios de sus amigas (“Guapasssss!!!”) pero muy especialmente de sus amigos donde no suele fallar alguno que realmente dice lo que piensan el resto de hombres que miran dicha foto.
Para desengrasar de estas salidas nocturnas, un fin de semana al año se van de casa rural y suben las pertinentes fotos. Y no falla, esta gente cuando se va de casa rural, no sale de la casa rural, y ves las fotos de la misma gente que estaba en las salidas nocturnas pero con gafas y chándal o vestidos de quechua full-equipe, en salones con sillones de tapizados imposibles y con fotos de barbacoas grasientas. En mi opinión la panceta y el chorizo parrillero no son nada fotogénicos, por lo que por favor evitad estas fotos tan indigestas.
Un subgrupo derivado de esta tipología es la del “Quién es el cabrón que ha subido la foto”, en la cual un tipo es recibido por la mañana en el trabajo con un “Joder tío, vaya pedo que te pillaste el sábado”. El incauto salió con gente del grupo anterior, se mamó convenientemente sin ser consciente que era foco del Iphone de la novia de uno de ellos, y se encuentra el lunes etiquetado en una foto lamentable en la que está dormido sobre la pared de un garito inmundo con los restos de una pota deficientemente evacuada adornándole el jersey. En el pecado de haber aceptado como amigo a la tipa del Iphone llevan la penitencia.
Otro grupo destacable es el de los “Farruquitos Day”, que suben las fotos de bodas propias o ajenas. Aquí de nuevo es mucho más entretenido revisar los comentarios de las fotos que las propias fotos. Existe mucho piropo mutuo entre gente que aparece en la foto y algunas veces confusiones acerca del significado de la palabra glamour y elegancia . Veamos, una foto de 5 señoritas a cual más oronda con vestidos apretados que recorren todos los colores de la gama del visible, acompañadas de sus maromos con camisas negras o colores chillones y pelos a lo Cristiano puede ser muchas cosas, pero glamourosos o elegantes como se autodefinen entre sí en los comentarios, como que no. En estas fotos del Facebook , en todas las de la novia, se recurre por defecto al subjetivo “Guapísima”, “Divina” y tal, aunque la señorita lleve un vestido tipo cortinas de salón y maquillaje hecho por Stevie Wonder
Pero si hay un grupo exhibicionista a más no poder es el de “Soy mamá”, con la variante un poco más reprimida del “Soy Papá”. En mi vida previa a tener Facebook se contaba con los dedos de Juanito Oiarzabal las veces que había visto una tripa de embarazada. Pues oye, que no hay día que no entres en el Facebook y no te encuentres con 2 o 3 barrigas en diferente grado de desarrollo. Chicas que has conocido con escote de cuello alto y que se tapaban con una toalla rápidamente al salir de la piscina, en Facebook te van mostrando el crecimiento de su bombo de manera totalmente desinhibida, semana a semana, permitiendo un seguimiento muchísimo más exhaustivo que el que le realiza su propio ginecólogo.
Luego pasan a la fase ecografía, especialmente si ésta es 3D ya que ha costado una pasta. Vamos a ver, tengamos las cosas claras, en una ecografía normal no se ve un pimiento y en las 3 D todos los nenes son iguales, un poco mofletudos. Digo esto, porque he visto comentarios en Facebook a ecografías 3D donde la gente es capaz de decir que el nene es guapo, monísimo según alguna amiga de la madre, y hasta alguno que se atreve a afirmar que se parece a su padre. Yo reto a que cualquiera haga la prueba, suba la eco de otro niño cualquiera que no sea su hijo y compruebe como alguno ve su misma nariz y sus mismos mofletes.
La fase siguiente, con el infante en fase berreante, suele ir acompañada de la desaparición de la madre del Facebook. Pocas fotos, algún comentario a altas horas de la madrugada maldiciendo las costumbres del nene y eso sí, decenas de comentarios de las amigas de la madre asegurando que el llorón es guapísimo, ideal, precioso, monísimo, igual que el padre, igual que la madre, igual que el tío, igual que todos los niños del mundo. Cuánto me gustaría ver alguna vez un comentario sincero: “El niño es gordo como el padre, feo como la madre y llora igual que la verdulera de la abuela” . Maldita corrección social e hipocresía.
Y a partir de ahí, pasados los primeros meses de shock tras la maternidad, las madres vuelven a aparecer por Facebook regularmente para colgar fotos de sus niños y que le marquen el mayor número posible de “Me Gusta “ y le digan lo guapísimos que son. Las 100 primeras fotos, más o menos y en función de lo cotilla que seas, pues más o menos las aguantas.
Pero cuando el bombardeo se convierte en diario y el muchacho ya empieza a tener pelos en las piernas pues como que ya acabas un poco harto de ver al nene cocinando, esquiando, en el zoo, en el mar , en la piscina, en la clase de judo,en la de danza, en la fiesta de carnavales y en la de Navidad, y cada vez echas más de menos ese botón de Facebook aún no inventado , el de “Hasta las pelotas de tu fotos”
PD - Que nadie se sienta aludido, que quien más y quien menos cometemos estos pecadillos en el Facebook