martes, marzo 25, 2014

La gafa de sol macarra ya está aquí

Chicos y chicas,  los arcanos de la moda han hablado y han determinado que este año, todos los cazadores de tendencias vais a ir hechos unos macarras.

Lo siento sobretodo por aquellos que después de mucho tiempo ahorrando habéis conseguido tener las gafas Rayban de Top Gun que llevaba Sara Carbonero el pasado verano; por no hablar de los que ahorrasteis para tener las gafas semitransparentes que llevaba Sofia Loren y acabasteis pareciendo Risto Mejide o el primo de los Chunguitos; o qué decir de quellos que tiraron de gafas retro al estilo de Audrey Hepburn en Charada y acabaron pareciendo la Pantoja en el entierro de Paquirri; o peor aún , esas señoras que compraron unas gafas enormes con un D&G aún más enorme en las patillas pensando que compraban calidad, y vieron ese mismo modelo en el paseo marítimo de Castelldefells en el top manta y tuvieron que soportar que sus hijos dijeran que parecían Rocio Jurado en la T4 de vuelta de Miami. Todos, todos tenéis que compraros unas gafas espejo en este 2014.

Este tipo de gafas habían estado siempre ligadas a dos ámbitos: los bakalas "qué pasa neng" y el mundo del deporte,  donde ya sabemos que la elegancia viene marcada por una prenda llamada chándal. Ciclistas, runners  y  surferos son hace tiempo usuarios  de estas gafas, con espejos anaranjados y cara de recién salidos de Matrix. Pero han sido sin duda  los practicantes de la vela, el ski y el skate los pioneros en el uso de cristales azulados, que les protegían de la luz cegadora de la nieve y el reflejo del sol en el mar .

Hasta la fecha ahí quedaba todo: te ibas a Formigal y te ponías la gafas azuladas. Pasabas Zaragoza y te ponías las Rayban de Top Gun. Te ibas a la ruta del bakalao sin gafas y el lunes  volvías con las gafas anaranjadas.

Sólo los Italianos, tan dados ellos a  proponer modas  que sólo ellos se ponen, habían osado sacar estas gafas de las pistas de ski y llevárselas de turismo. Todo podía haber quedado ahí, en una moda de italianos, como las mochilas fosforitas Invicta.

Pero no, ya están aquí y es raro encontrarse alguien por el barrio Salamanca de Madrid, que no lleve unas con cristales azules, verdes o naranjas. Cuanto más macarra mejor. Cuánto más resalte  el cristal, por ejemplo con montura blanca, mejor.

Supongo que  los del top manata ya habrán tomado nota, y estarán produciendo gafas con cristales azulados y verdes para inundar playas y paseos marítimos este verano. Estos chavales que están saltando estos días la valla en Ceuta, cual rocieros borrachos de rebujitos de probreza, se van a inflar a vender gafas de cristales anaranjados por las playa de Salou y Torrevieja.

A mí, como ya habrán percibido los más avispados, no me gustan un pimiento. Me recuerdan esos Opel Astra de los 90 que se ven en el programa Callejeros haciendo trompos por las 3000 viviendas, y por mucho que ahora las lleven los más chic, pronto quedarán relegadas a su ámbito natural  y del que nunca debieron salir: la ruta del bakalao

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