lunes, junio 29, 2009

Thriller en el museo de cera.....

Siempre me han parecido bastante ridículos los personajes que antes del concierto de su ídolo se disfrazan, y en la cola para comprar las entradas o para acceder al concierto, tratan de imitarlo. Del mismo modo que me dan repelús los que se ponen la careta de Darth Vader cada vez que estrenan una nueva peli de la saga, que no sabe uno si van a comprar la entrada o a robar el banco más cercano disfrazados de la Guardia Imperial.

De todos, hay ,o mejor dicho, había 2 ídolos que se llevaban la palma en cuanto a imitadores chungos: Madonna, que supongo que ahora mismo desearía no haberse puesto nunca aquel traje espacial con tetas cónicas, y Michael Jackson.

Lo de Madonna es más complicado pues exige manejo de tijeras, papel “albal” y tener huevos de ponerte unos conos como tetas. Sin embargo lo de Michael Jackson era más sencillo, porque dada su evolución ni siquiera había que ser negro: sombrero negro, guante blanco, calcetos de “escayolo” y chaqueta roja , y ya tenías tu traje de Jacko. Una especie de “Moonwalk” más o menos conseguido, y a triunfar en las colas de los conciertos o en el paseo marítimo de la costa española. Porque oye, cuántos de estos imitadores malos se han pagado los mojitos veraniegos a costa de hacer el Jacko en el paseo marítimo.

Estos tíos han sacado de más de un apuro al atribulado reportero que mandaban a la cola del concierto. Ponían un rato al pollo haciendo el Moonwalk, y reportaje hecho.

La muerte del susodicho ídolo ha sacado de sus huras a todos estos imitadores en horas bajas que se han lanzado a la calle, en teoría a homenajear a Michael Jackson, rescatando las pelucas rizadas de cuando Michael era negro y tenía rizos, y los bailes y música que hicieron de Michael un ídolo en todo el planeta.

En España somos mucho de ir a velatorio, y si es de famoso, más. Desconozco si la razón es que la avidez o el morbo de ver a alguien famoso, muy patente cada vez que te cruzas con un famoso por la calle, nos empuja a ir a verlo a toda costa, aunque sea muerto; y creo que algunos, si les dejasen, se sacarían fotografía con el fiambre. En caso contrario no se entienden las colas cuando murió Lola Flores o más recientemente y a otro nivel Antonio Vega.

Ahora que la ha palmado Michael Jackson estaba jodido el montar colas, más que nada porque el pichón ha muerto en Los Ángeles y no creo que su familia piense traerlo en tour para exponerlo en la Plaza de Colon. Pero, oye, que no se habla de otra cosa en las noticias, que están llenando Hollywood de pequeños altares en su nombre y nosotros nada,; que a esto hay que darle salida de algún modo…

Y el museo de cera, esa institución capaz de retocar la figura de Letizia tras su operación estética de nariz, era la única capaz de dar salida a esta inquietud que podemos calificar de social. Ya que no tenemos al finado de cuerpo presente, saquemos la figura de cera a la calle, y veamos qué pasa. Oye, ¡que hace calor en la calle y la cera puede no soportarlo!. Qué más da, si se derrite un poco la napia, a lo mejor se parece más a su estado final. Y lo triste es que allí que se monta la cola, el altar, el despliegue informativo, los frikis bailando el "Moonwalk", los mozos vestidos con sombrerito negro y los padres visitando la feria con sus hijos en brazos coo si aquello fuera Eurodisney.

Pues eso, triste, muy triste

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