lunes, febrero 15, 2010

Goya 2010

Anoche se remontó la gala penosa de Los Goya del año pasado.

El año pasado la gala de los Goya me pareció pesada, tópica y anodina por lo que esperaba con cierta expectación si esto se convertía en tendencia, o remontaba el vuelo. Y la verdad es que este año se ha remontado, o al menos a mí me ha gustado más, a pesar de la voz en Off, tipo Uribarri en Eurovisión, que soltó tópico tras tópico.

Para empezar Buenafuente es de lejos más apropiado que la Machi, ya que él sí es un showman, habituado al monólogo y contar chistes ajenos como si fueran propios. Mucho más natural y en su salsa, sus intervenciones fueron amenas y algunas ocurrencias muy buenas (referirse a Pe y Bar como los hermanos de Mónica Cruz y Carlos Bardem; o mofarse de la ministra diciendo que no bajaba los escalones, porque bajarse algo delante de la ministra era peligroso; o su parodia de las películas argetinas, en las que no se entiende nada los primeros 15 minutos, dándole réplica el actor del Hijo de la novia. ). De todos modos él lo tiene facil, porque se puede permitir decir cosas que otros no podrían . Si determinadas bromas que hizo las dijera Jimenez Losantos, lo colgaban del palo mayor, pero él puede porque es amiguete.

Por cierto, también conto un chiste que ya se me había ocurrido a mí: celda 211 me gusta aunque no he visto los 210 anteriores. Facilón, sí, pero se me ocurrió a mí antes.

Me gustaron los gags que prepararon: el de Celda 211 presentado como comedia americana tipo Porkys ; o el de presentación, con Buenafuente encontrándose a los actores y directores en las situaciones más diversas, con Trueba en plan Taxi Driver preguntando con su mirada de destino dudoso si quería ir por izquierda o derecha, o Kira Miro en plan Porno-Peluquera.

Respecto a los premios , se rompieron los tópicos al no premiar al discapacitado. El año pasado El Langui arrasó, y los que premian debieron quedarse con la conciencia tranquila en este aspecto. La cara que se le quedó a Pablo Pineda, una persona con síndrome de down pero que ha hecho una carrera y que ha roto muchas barreras, fue todo un poema . Para mí que alguien le había dicho que seguro que se lo daban, e incluso debió sentirse ganador moral, pues de hecho se apuntó al día siguiente a la recepción de los premiados en La Moncloa . Siempre queda bien un discapacitado en las fotos de los políticos.

Tampoco este año premiaron a los actores Hollywood y eso que se habían traído a Penélope de nuevo, este año acompañada de su macho dominante, y habían nominado a Rachel Weisz. Rachel, como se había olido el plan, prefirió no venir. Yo la entiendo, porque entre la pasta del vestido ,el frío que hace, las copas de después , la peña hablando sólo en español y tú que no te enteras de nada, los camareros entrándote con un Ingles Indio ( I Like your film very much, very pretty . Do you like Spain, paella, fiesta?) ,y la pasta del taxi de vuelta hasta el hotel; la verdad es que la noche no prometía demasiado a la muchacha.

Penélope entregó el premio a mejor actor de reparto, y ahí perdimos una oportunidad única de tener un momento memorable . ¿Os imagináis que el premiado hubiera sido Carlos Bardem y hubiera soltado con su voz de pito un " Cuñaoooooooo" en el más puro estilo de su "Pedroooooo" de los Oscar? . Nada, ocasión perdida.

También hubo una serie de premios incomprensibles: premiar como actriz revelación a alguien que lleva 30 años en esto y sale en todas las películas de Campanella; o premiar como actriz de reparto a alguien que no sale más de 5 minutos en pantalla, y que prácticamente no dice nada ya que en parte sale como memoria de su marido y en parte metida en medio en un mogollón en la que le zurran; o dar el premio a mejor película europea a Slumdog Millonaire, una película a todos los efectos, del año pasado ( Cualquier día premian el Acorazado Potemkin en esta categoría).

El momento má emotivo como siempre con el Goya de honor, este año a un "perdido" Mercero, y con el repaso de los que doblaron la servilleta durante el año. Esto siempre tiene su lado chungo pues existe una especie de aplausómetro que parece valorar los muertos, no la muerte, y debe ser jodido ser el hijo de un distribuidor de Cáceres que nadie aplaude y luego observar que con Pepe Rubianes se rompen las manos.

Otro aspecto positivo es que este año desapareció el tufillo político y reivindicativo de otras ocasiones. Se ve que los temas candentes ( Afganistan, Paro, Haití, etc..) no les preocupan o los ven bien encaminados. Ni siquiera hablaron de las descargas, y es más, hicieron la pelota indisimuladamente a las Televisiones que son ahora las pagadoras de sus alubias.

Por último, salió de la tarta Almodovar, encantado de haberse conocido, que se cree el tío más ocurrente del panorama nacional y que sólo le faltó darse un goya a sí mismo. Ah! Y el señor Jaenada sin quitarse el disfraz de Jonhny Depp, acompañando a una Ana Belén haciendo promoción de su operación de tetas ( El traje se lo debió pagar Corporación Dermostética para que mostrara las bondades de sus operaciones mamarias). De todos modos, si queréis ver a alguien realmente despellejando los modelitos os recomiendo el Blog de Molinos

No todo fue negativo hacia Carmen Machi y su gala penosa del año pasado. Uno de los premiados mostró su alivio, ya que su madre estaría viéndole gracias a que ya no había Aída en Tele5 los domingos por la noche. Yo sólo espero que el año que viene vuelva Buenafuente y sigan sin echar Aída los domingos por la noche.

1 comentario:

  1. Lo del aplausómetro en el momento de los muertos siempre ha sido así (bueno al menos hasta que dejé de verlo hace como cinco años, he vuelto este). Hace años que me percaté y me parece muy chungo. ¿No se le ha ocurrido a nadie cerrar los micros de ambiente (o como se llamen) y abrirlos para un aplauso final?

    El discurso de Alex de la Iglesia estuvo bastante bien, nada autocomplaciente para variar e insistiendo en que son una industria y de que mucha gente sin 'brillo' depende de ellos para su sustento. A mí me pareció un elegante 'vamos a ponernos las pilas y dejar de lamernos las supuestas heridas que esto es un negocio'. Tampoco fue el colmo del fustigamiento, lo sé. Pero al menos fue un cambio.

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